COLUMNAS POLÍTICAS

Por: Pedro Vargas  - Director Municipal de Tacámbaro

Hablemos un poco de los muchos problemas sociales, presentes y tangibles, uno de ellos el clasismo.


Vivimos tiempos difíciles, donde se mata más con las palabras, con la intolerancia, con la falta de valores y empatía, donde los discursos divisores, los señalamientos clasistas, son las acciones que dejan ver el racismo de quien las realiza, con el único fin de establecer la posición social que ostenta el rico, el beneficiado socialmente, el que tiene poder. 


Es triste socialmente vivir y percibir la lucha de clases sociales.  Por un lado, la clase socialmente denominada clase baja, luchando por salir adelante, por ocupar un lugar en tan apretada sociedad, por otro lado, la clase media, perdida, sin una esencia plenamente concebida, sin saber si asciende a clase alta, o de plano se desploma a clase baja, y por último, la clase alta, la clase beneficiada, la clase poderosa, la que dice que “el pobre es pobre porque quiere” y no porque las condiciones no son favorables, en fin, construcciones sociales hechas a partir de los beneficios y prejuicios heredados de generación en generación. La clase social, construcción social o no, ha estado presente durante mucho tiempo, desde la creación de una sociedad plenamente organizada, donde los pobres se quejan de los ricos y los ricos de los pobres. Es aquí donde me pegunto lo siguiente: ¿el pobre es pobre porque quiere? Y el rico ¿realmente es rico porque trabajó, porque se lo ganó?, no me corresponde a mi dar respuesta a estas interrogantes, ya que cada quien sabe y conoce del fruto de sus esfuerzos, o del fracaso de sus acciones, sin embargo, cabe mencionar que no solo se cae en clasismo siendo rico, se caen en clasismo señalando al rico. Aludiendo a lo expresado en las líneas anteriores, me permito emitir mi comentario personal. 


Desde mis vivencias y desde mi posición social, el clasismo es aquella forma de discriminación social respecto a la posición económica y de poder dentro del circulo en que se desenvuelve, puedes ser profesionista, pero ojo, no eres un profesionista rico, no fuiste a universidad de paga, o a la mejor de la zona, ahí entra el clasismo, eres profesionista, pero tu mamá sigue siendo ama de casa, campesina, humilde, se sigue vistiendo igual con ropa económica, sigue siendo la persona humilde, claro,  tu profesionista tienes título, tienes trabajo en tu área, pero ¿qué crees?, tu familia sigue siendo humilde, y eso, eso le molesta al clasista, eso hace que te vea menos, que dude de tu compromiso y de tu profesionalismo, porque si no tienes buen carro, no tienes buena casa, no vale que seas profesional, no cuenta, porque entonces ¿dónde está lo exitoso?, que no reflejas en tu persona ni en tu familia. Lamentablemente dentro del clasismo social encontramos también el clasismo profesional, donde no se cree que el “humilde” pueda sobresalir, donde se subestima que una persona de origen humilde, de origen indígena, pueda ser representante, pueda ostentar un cargo público, se pueda desempeñar de manera profesional en alguna área y más aún que lo haga de manera excepcional. Claro ejemplo de este clasismo profesional, fue en el 2018 donde se vivió la candidatura de “Mari chuy”, candidata independiente a la presidencia de 2018 propuesta por los pueblos indígenas presentes en los estados de México, recibió fuertes críticas, y la mayoría hechas por actores, por figuras políticas y por sociedad en general, donde hacían comentarios despectivos como; “una india no sabrá dirigir este país” “una india no será mi presidente” “que se dedique a arrear chivas” y muchos más. Tenemos el caso un poco más alejado políticamente, pero cercano culturalmente, el de Yalitza Aparicio, maestra de origen oaxaqueño, con raíces indígenas, quien debuta como actriz en importante cinta en Hollywood, y posterior a esto, comentarios clasistas, propios y extraños, afamada y aclamada por países extranjeros, señalada y descalificada por muchos mexicanos. 


Personajes políticos, activistas sociales, actores, pensadores, académicos, en su gran mayoría criticados por su forma de vestir, por no usar ropa de marca, por no tener carro de lujo, por su origen humilde, aquí es donde yo me pregunto, ¿importa tanto el estatus social?, ¿importa si tu papa es el político más importante, o el campesino más humilde?, claro que importa, pero no debería, no debiera, porque tú hijo de político, yo hijo de campesino deberíamos tener las mismas oportunidades, el mismo respeto, el mismo trato, la constitución política así lo establece, pero ¿por qué no lo ponemos en práctica?, ¿por qué en sociedad es tan difícil calificar por tu clase y no por ti?, por lo que eres, por lo que desempeñas, por lo que haces. Gente, soy profesional del derecho, tengo título de licenciado en derecho, abogado de profesión, defensor de los derechos humanos, defensor de los derechos de la mujer, defensor y promotor de los derechos de los jóvenes, joven político, gran entusiasta de los temas sociales, humanista, fiel creyente de un sistema social, y sí, he sufrido clasismo, sufro clasismo por no pertenecer a una familia rica, por ser hijo de padre y madre campesinos, de no venir de una familia con apellido pudiente, esto lo vivo, esto lo viven miles de mexicanos a diario, profesionistas y no profesionistas, empleados, empleadas, secretarias, taxistas, comerciantes etc. 


El clasismo es algo real, es una forma de discriminación, es un gran problema social, debemos comenzar por nosotros, por nuestros hijos, por retomar los valores que nos rigen en sociedad, cada uno tenemos un rol dentro de la misma, pero es solo eso un rol, valemos lo mismo desde el presidente, hasta el señor, señora que vende papitas, que ofrece un servicio, amigos todos somos mexicanos, somos humanos ,somos parte de una sociedad y valemos igual, nadie más, nadie menos, todos merecemos el mismo campo y las mismas reglas de juego.


¡POR UNA SOCIEDAD MAS IGUALITARIA, Y MENOS CLASISTA!


07 de Octubre de 2022 - Tacámbaro, Michoacán.