COLUMNAS POLÍTICAS

Por: Genaro Isaías Flores Paredes  -  Agente de cambio del municipio de Tacámbaro.

La construcción de la identidad transformadora en la realidad social 


“Cada grupo social nace en el terreno originario de una función especial del mundo de la producción económica.” (Antonio Gramsci)


Cada acción en la actividad humana en los diversos entornos sociales y circunstanciales está estrechamente limitada por dos fuerzas: las condiciones materiales de desarrollo y una clase ideológica dominante; la cual dicta ideas que se convierten en dogmas y dogmas que se vuelven acciones con un grado de mayor o menor impacto en el curso caótico de la realidad. 


Analicemos pues esta afirmación con un ejemplo. El famoso músico Wolfgang Amadeus Mozart presentó aptitudes para el arte desde una edad muy temprana ¿Pero en qué condiciones materiales e ideológicas se desarrollaron estas aptitudes? El padre, Leopold, era músico de profesión lo cual hizo que aquel niño se desarrollara en un ambiente propicio para estimular desde muy joven sus habilidades artísticas. En resumen, Mozart fue el resultado de las condiciones materiales e ideológicas que le permitieron el constante perfeccionamiento de su arte, así como a su vez el desenvolvimiento en cierto estrato social de la época. Ahora, analizando el tema desde una perspectiva dialéctica supongamos que un niño boliviano, indígena, nacido en el siglo XVII hubiese nacido con las mismas aptitudes artísticas que este musico europeo ¿Hubiese podido alcanzar los mismos méritos que Mozart? Analicemos esto dejando atrás el subjetivo optimismo. ¿Qué condiciones materiales e ideológicas había en esa época y en ese especifico lugar para que aquel niño hubiese o no desarrollado sus aptitudes? 


Durante el siglo XVII el colonialismo español esclavizaba todo pueblo originario de América, las personas originarias sufrían el azote de la adquisición católica y del trabajo forzado en las minas y en los campos de cultivo (el que no aceptaba a Dios era quemado y el que lo aceptaba moría con los pulmones desechos a causa de los residuos producidos por la actividad minera), a esto podríamos sumar otras muchas causas o factores como la alta tasa de mortalidad infantil o las enfermedades. 


¿Entonces cuáles hubiesen podido ser las posibilidades de desarrollo de aquel infante tomando en cuenta las circunstancias materiales e ideológicas? Pocas, parecen ser; lo más probable es que terminara sepultado en la mina de Potosí como paso con miles y miles de personas en ese momento. ¿Esto quiere decir que el destino del hombre está condenado a seguir los patrones que las condiciones materiales e ideológicas dicten? Si y no, ¿De qué depende entonces? De la fuerza y carácter individual, pero sobre todo de la conciencia social de clase. Esto quiere decir, del lugar que el individuo ejerce en la producción de las actividades económicas, ideologías y materiales de su realidad. La conciencia es la base y punto de partida. Traslademos el tema a la contemporaneidad, donde el colonialismo evolucionó en capitalismo y los esclavos en obreros. 


La gran masa obrera es dirigida con un método sutil y brutal por los grandes monopolios de la elite burguesa, que la manipula conforme a sus intereses, dividiéndola, exterminando todo movimiento subversivo no solo con el fuego sagas de las balas, también con la falsa propaganda y las falacias que abruman los corazones, llenándolos con promesas de libertad y democracia, promesas que escupen los esclavos de la burocracia política de cualquier nación sometida al capital.


 El obrero al adquirir conciencia de su clase social adquiere también la necesidad del cambio, de la transformación inmediata de sus limitantes y las de toda su clase. Sólo dando este paso puede adquirir autonomía en su actuar, en su hacer cotidiano inclinándolo a un propósito más grande que el mismo. Sus actos, antes limitados por la ideología dominante, ahora son impulsados por una necesidad latente de lucha, la cual requiere una transformación individual de su propia ideología para posteriormente llevarla al colectivo. Más estos principios serian inútiles si sólo se limitaran al discurso, al sueño utópico que se lleva a cabo sólo en los imaginarios de las charlas comunes.


El individuo debe actuar de acuerdo con la nueva realidad que le presenta su conciencia para así poder cambiar las realidades materiales e ideológicas de su sociedad y de él mismo. De otra forma cualquier intento sería inútil. El individuo decidido a llevar una transformación social tendrá que ser la máxima representación de sus principios y los de toda la clase proletaria, de lo contrario se volverá un títere más en las frías manos del imperialismo y un reflejo abstracto de su propia contradicción. Al igual se deberá de ser consciente de la gama diversa de consecuencias que trae consigo la lucha proletaria. ¡Si, la victoria es posible y se debe creer firmemente en ella de la misma manera que en la muerte en combate! Hay que ser fatalistas en la forma más positiva posible. 


En conclusión, la transformación social depende de estos factores: conciencia de clase y acción firme con base a un ideal honesto y acorde al objetivo o resultado esperado (haciendo un análisis crítico y profundo de sus mismas contradicciones). Toda idea es posible de realizar, siempre y cuando se actúe de acuerdo con su naturaleza. 


19 de Diciembre de 2022 - Tacámbaro, Michoacán